(Publicado en el semanario Voces el 6 de junio de 2013)
“Me entrevisté por este tema, frente a frente,
con dos Papas: Pablo VI y Juan Pablo II. Me expresaron su ‘preocupación’, pero
sentí que el término más justo hubiese sido el de ‘reprobación’, más evidente
aún en Juan Pablo II.”
“Yo soy católico,
les dije, pero soy Presidente de la República de un Estado laico. No debo
imponer mis convicciones personales a mis conciudadanos sino velar por que la
ley se corresponda con el estado real de la sociedad francesa, para que la
misma sea respetada y pueda ser aplicada. Comprendo absolutamente el punto de
vista de la Iglesia Católica y, como cristiano, lo comparto. Juzgo legítimo que
la Iglesia reclame a aquellos que practican su fe que respeten ciertas prohibiciones.
Pero no es la ley civil la que puede imponerlas.”
Valery Giscard
D’Estaing, presidente de Francia, de su libro autobiográfico “El poder y la
vida”, cit: www.ps.org.uy
El veto del Dr. Tabaré Vázquez
La
particularidad y el interés del texto que sigue y que transcribimos en lo
esencial -importante porque por su significación integra la historia de
nuestras ideas- es que resume, ampliados, profundizados y extendidos al campo
de la ciencia- los argumentos esgrimidos por los opositores durante el debate
parlamentario del proyecto vetado en el año 2008, y sin mayores variantes el de
la ley actual. Recientemente el Dr. Tabaré Vázquez ha presentado un libro con
quince artículos que comentan su veto con una orientación afín a su
argumentación. Seleccionamos los párrafos que a nuestro juicio constituyen el
núcleo del razonamiento esgrimido.
“Se
observan en forma total por razones de constitucionalidad y conveniencia las
citadas disposiciones por los fundamentos que se exponen a continuación. Hay
consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar”.
He aquí un error inicial del Dr. Vázquez: sí, el
aborto es un mal social, pero es imposible evitarlo
ya que ha existido siempre y se halla instalado en todas las sociedades desde
tiempo sin memoria, en forma endémica y clandestina primero, y asistido y
legislado en los últimos años en más de ciento diez países. Hay un error en la
elección del verbo, ya que apunta a un deseo y a un futuro sin abortos, lo que
es, por ahora, imposible. Ignoramos qué relación existe entre el fenómeno
mundial del aborto y la demografía. Puede evitarse, sí, en casos concretos, en unos sí y
en otros no, a nivel familiar y en número limitado de casos, pero existe,
lo mismo que el suicidio, como problema
social endémico, en todos los países, en número estadísticamente variable.
Debería el ex presidente señalar –como argumento de prueba- el país en el que
el aborto ha sido erradicado y evitado en todos los casos.
“Sin
embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han
aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la
cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España”.
Se
estima que en Estados Unidos se practican aproximadamente más de 4000 abortos
diarios en una población superior a los 300 millones [i].
Francia y Rusia quizás superen el promedio. En Uruguay era de 80 abortos
diarios al año 2003. En el diario El
Observador de 25 de mayo pasado, las estadísticas señalan al Uruguay, al
día de hoy, como uno de los de menor tasa entre los que han legalizado el
aborto. Las comparaciones siempre son relativas. Estados Unidos no fue colonia
española como lo fue nuestro territorio,
y mucho habría para espigar de esa diferencia. No puede tomarse como referente
el hecho –cierto- del aumento explosivo de casos que en EEUU. siguió a la
liberalización del aborto en l973. Cada país tiene su perfil, su idiosincrasia
cultural, étnica, su matriz religiosa y su historia, lo que define un cúmulo de
factores de comportamiento. Según las estadísticas[ii]
pensar que la legalización del aborto triplicará los casos en Uruguay porque
eso sucedió en Estados Unidos es arriesgado, por no decir muy poco probable.
Obsérvese que Uruguay es un país laico, de una religiosidad muy poco profunda y
con escasos practicantes. El pensamiento medio uruguayo es predominantemente
liberal, incluida la izquierda no ideológica. La comparación a que pretende
inducir la mención del ex presidente es, quizás inadvertidamente, efectista.